Soberbio epílogo para un fin de semana inolvidable. Y es que la jornada del sábado con los amigos fue de antología. Si a eso sumamos el concierto de Serrat, entonces no me quedan palabras.
Siempre se dice que hay autores, grupos, cantantes, ... que forman parte de la memoria sentimental de un país, de sus gentes o de una generación. Si hay uno que pudiera ser el mejor ejemplo de ello, éste podría ser Joan Manuel Serrat. Desde luego, los que acudimos anoche a su concierto en el Auditorio del Cortijo de Torres fuimos testigos afortunados.
Son casi 60 años sobre los escenarios. Desde luego, yo llevo prácticamente toda mi vida escuchando sus canciones y me siguen llegando al alma como el primer día.
Lucía, Para la libertad, Hoy puede ser un gran día, Mediterráneo, Tu nombre me sabe a yerba, Penélope, ... Canciones que forman parte del mejor cancionero popular español.
Cuando escucho sus canciones, además de emocionarme, me vienen a la cabeza maravillosos momentos vividos con ellas como telón de fondo, ... como las veces en que mis amigas Reme y Margarita cantan en nuestras reuniones de amigos Aquellas pequeñas cosas. O aquel día inolvidable en el que mi cuñao Paco y yo nos hicimos pasar por guardaespaldas de nuestro amigo y concejal y ésta fue la excusa perfecta para disfrutar de manera muy especial del concierto que Serrat y Sabina nos brindaron hace ya algunos años en el propio Cortijo de Torres con su gira Dos pájaros de un tiro. ¡Vaya pájaros!
Inolvidables momentos. Música que toca el alma. Serrat estuvo emocionado, agradecido, sincero, cercano.
Puedo decir, amigo Joan Manuel, que soy Sinceramente tuyo.
